Y hoy volví a sentir esa sensación que tanto me gustaba.
Salí de la ducha y volví a sentarme en el suelo aún mojada, envuelta en una toalla, con el pelo chorreando hacia atrás.
Y me miré en el espejo, y sentí que no tenía porqué pensarme tanto las cosas.
Me sonreí. Mi piel sigue tan blanca como a mí me gusta, mis labios rosados de un tono más intenso que el de mis mejillas. Incluso mis ojos oscuros y mis ojeras tenían esta noche el encanto que no tenían desde hacía tanto.
De fondo, una voz femenina. Aquella con la que imagino a Cecilia. Una chica cuya manera de escribir me fascinó hacía tiempo.
¿Qué tal andas, Cecilia?
¿Qué tiempo hace por allí? :3
De siempre, pretender ser fuerte, hace ocultar tu verdadera cara. Es importante, de vez en cuando, relajarse y confiar en los demás. Duele... duele... duele cuando quieres llorar, da la cara al gran cielo, y grita con toda la fuerza que puedas, si quieres olvidarte de ti, para poder seguir siendo como eres. No busco olvidarme de mi mismo. Solo quiero ser como soy.
domingo, 19 de diciembre de 2010
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Me gusta tu blog. Te agrego a la lista y te sigo leyendo ^_^
ResponderEliminarP.D: Soy Marina