lunes, 27 de diciembre de 2010

Y en momentos como este, descubro que tu inspiración no era más que una imperfecta copia.
Y en momentos como este, me lamento de sentirme menos que una absurda plagiadora.
Y será que tenías razón, y mis sentimientos eran más profundos que los tuyos.
Tenías razón cuando decías que alguna de las dos no pertenecía al mismo mundo.

Mi voz suena grave, llena de ira.
Agoniza, capaz de mostrar toda su energía.
Maduraremos juntas, porque al fin y al cabo era lo que quería.
Pero algo nos diferencia... adivina.


miércoles, 22 de diciembre de 2010

Alguien me preguntó hace poco: "Si pudieras decidir un momento en el que morir, ¿cuándo sería?"; a lo que yo le respondí, que el mejor momento para morir, sería aquel en el que estuvieras enamorado de una persona lo suficientemente fuerte como para seguir con su vida, guardando tu recuerdo con amor cerca del corazón.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Y hoy volví a sentir esa sensación que tanto me gustaba.
Salí de la ducha y volví a sentarme en el suelo aún mojada, envuelta en una toalla, con el pelo chorreando hacia atrás.
Y me miré en el espejo, y sentí que no tenía porqué pensarme tanto las cosas.
Me sonreí. Mi piel sigue tan blanca como a mí me gusta, mis labios rosados de un tono más intenso que el de mis mejillas. Incluso mis ojos oscuros y mis ojeras tenían esta noche el encanto que no tenían desde hacía tanto.
De fondo, una voz femenina. Aquella con la que imagino a Cecilia. Una chica cuya manera de escribir me fascinó hacía tiempo.
¿Qué tal andas, Cecilia?
¿Qué tiempo hace por allí? :3

viernes, 17 de diciembre de 2010

-Toc, toc.
-¿Quién es?
-Un recuerdo






:3
Y a pesar de todo, te noté feliz,
aquí en mi corazón, dentro de mí,
y sé que las cosas no han llegado a su fin.

Paralelamente evolucionamos,
porque son reales las cadenas que creamos,
y será que el pasado no pueda separarnos.

Piensa y reflexiona, mi pequeña filósofa,
lo nuestro no se pudo acabar así sín más.
Tenías razón al decir que nos unía algo indestructible.
Y ni tú ni yo sabremos lo que es.

Porque es una mirada, una risa un olor.
Es un todo y es un nada.



Es el fuego y a la vez el agua.


Es saber que sé que estás mal,
O saber que sabes que estoy bien.
Eres tú y yo.


Con amor...
... Un Recuerdo


jueves, 16 de diciembre de 2010

Free Bitch!













... in use ♥

De todos y de nadie. La muñeca de trapo volvió a perder su corazón.
Sentada permanece en el baño a la luz del enfermizo neón
Su cuerpo desnudo tirita del frío que le recorre las entrañas.

De todos y de nadie. Sus ojos ya no brillan, se tiñeron de oscuro color.
En su pálido rostro, las lágrimas gritan a pleno pulmón.
Su espejo solo le muestra el reflejo de una extraña.

Oídos sordos a la reina, ahora es ella la que quiere cortar cabezas.

Quiere salir a la calle y enseñar al mundo su cuerpo.
Quiere venderse y sentir cada noche un calor nuevo.


Sonríe porque vuelve a ser la misma puta que fue antaño ♥

miércoles, 8 de diciembre de 2010


         Y después de un largo tiempo, volví a situarme en aquella estación de tren. Recuerdos y recuerdos venían a mi  mente. La primera vez que le vi allí, las primeras hojas de otoño comenzaban a caer mientras el sol aún brillaba en lo alto.
         Decidí avanzar por las escaleras que llevaban a aquel andén, dejando reposar mi brazo sobre el frío metal. Y me sentía llena de vida, feliz. Un lugar  tan puro de sentimiento... Nadie me arrebataría jamás ese lugar, mi lugar.
         Habían renovado el cartel que anunciaba el próximo tren, pero aún seguía allí el reloj antiguo estilo victoriano que tanto me gustaba.
         Me senté sin planteármelo dos veces y, a medida que avanzaba la noche, noté cómo alguien dejaba reposar una funda de guitarra negra, a la vez que se sentaba y sacaba un cigarrillo con olor a cereza. Sonreí.

- Buenas noches. ¿Quiere usted un cigarro?
- No gracias, no fumo.
- Eso mismo dijiste la primera vez que nos vimos.

Sonreí. Sonreímos.

- Te veo feliz.
- Este sitio siempre saca lo mejor de mí.
- Será por eso que solo quiero que me veas aquí.
- Pequeño gato negro de ojos verdes... Siempre fuiste el mayor desconocido.
- Pero siempre seré el que mejor te conozca.
- Una lástima que nuestra historia de amor no funcionara. Formaríamos un gran equipo.
- Tú eras la que no quería que funcionase ¿Recuerdas el día en aquella azotea?
- Sí, desapareciste cuando aparecieron los primeros rayos de sol.
- Pero te dejé café recién echo encima de la mesa.
- Un gran detalle por tu parte.
- Cuéntame, ¿qué fue de ti? ¿Qué pasó con tus "amigos"? ¿Con Dai y con Yami? ¿Con aquel chico con el que salías que no hacía más que levantarte quebraderos de cabeza?
- Casi todo se quedó atrás.
- ¿Casi? Será que tenías razón al darle más importancia a los verdaderos amigos. Entonces, ¿Dai y Yami siguen bien?
- Yami ahora prefire que le llamen por su nombre, pero yo sigo llamándole Cynth, como antes, como al principio. Dai ha vuelto a llamarse Lucía, y ya no supe nada más de ella.
- Será que Dai siempre fue Dai y no tuvo otro nombre.
- Yo siempre fui Sina.
- Sina Yume.
- Incluso para un gato callejero como tú.
- Y en tu corazón, ¿a quién guardas ahora?
- Mi corazón sigue tan idiota como siempre. Quiere a uno, pero se ata a otro. Tú sabes. ¿Y qué hay de ti?
- Nada nuevo. Nos ofrecieron un contrato discográfico. Y bueno, ya sabes el resto de la historia.
- Volviste a salir huyendo en busca de un nuevo grupo que no busque la fama.
- No lo llames así, suena mejor "apartarse del camino"
- Claro, mucho mejor.

Reímos.

- Es como si nos hubieramos vuelto a conocer, después de tanto tiempo.
- Es mejor que eso. Es simplemente una nueva etapa... y ¿sabes qué? Aún tengo las llaves de la azotea. ¿No te parece un buen lugar en el que empezar de cero?

lunes, 6 de diciembre de 2010

-¿Qué pasó? Hacía tiempo que no te veía llorar
-Bueno... tampoco yo quería.
-¿Entonces?
-Ya lo sabes... soy de esas personas que prefieren guardarse las cosas evidentes... y si te las vas guardando de una en una llega un momento en el que acabas por rebosar.
-Pero, ¿qué pasó?
-Pasó... pasó el tiempo... eso es lo único que ha pasado.
-¿Quieres dejar de andarte con rodeos? Ambos sabemos que me lo acabarás contando ¿no?
-Sí, claro, como ambos sabemos también que cuando eres tú el que está mal esperamos el tiempo necesario para que te sientas lo suficientemente capacitado para hablar.
-Quizás, tengas razón... y ahora sí, ¿qué te ha pasado?
-Lo mismo que acaba de pasar aquí.
-¿Qué?
-Que estoy, estoy y estoy... pero llega un momento en el que todos pasaron de preferir estar ocupados y estar cuando quieran. Es como cuando te conectas a internet. Tú puedes conectarte o no. Pero siempre hay alguien. Y si quieres hablar con él, hablas. Pero por favor, que no sea él el que empiece, porque en ese momento se te pasan todas las ganas de tocar ningún tema.
¿Cuándo surgieron los sueños?
No soñamos cuando simplemente estamos cansados.
No soñamos cuando todo está bien.
Los sueños no son fruto de la alegría.
Los sueños surgen cuando se quiere escapar.

¿Cuándo surgieron los sueños?
Cuando el primer brote de envidia surgió.
Cuando se derramaron por primera vez lágrimas.
Los sueños se persiguen por ser sueños.
Los sueños surgen cuando la vida es una mierda.

¿Sorprende verdad?
Que un soplo de aire frío nos dé en toda la cara.
Que abramos los ojos por primera vez en mucho tiempo.
Ahora entiendo quien dijo:
Los sueños son solamente sueños.
Ahora entiendo.
Ahora te entiendo.

Te desilusioné ¿verdad?
Como cuando se descubre a papa Noel o a los reyes magos.
Como cuando ves que los deseos no se cumplen viendo las estrellas.
Como aquella vez que te hicieron daño y pensaste que era por tu bien.
No era así.
¡Que duro es sentirse engañado!
Y qué fácil es mentir.
Pero aún así es más fácil...
Es duro saber la verdad...
Y cuan dulce es el sabor de la mentira en tu boca...
-¿De nuevo sola?

-No estoy sola... ahora no.

-Y ¿qué haces?

-Escucho música

-¿Sí? ¿Qué escuchas?

-Ahora mismo... Guren

-Pero... eso ni si quiera es inglés

-No. Es japonés

-¿Y te enteras de algo?

-No

-Ah, eres de las que se descargan las traducciones

-Tampoco

-Entonces, ¿de qué te sirve escuchar algo que no entiendes?

-Porque yo no te he dicho que no lo entienda

-¿Qué?

-Y bueno, no entiendo la letra. No sé japonés. Ni tampoco me molesto en aprenderlo como otros. Pero si sé lo que sienten al componer esas canciones, como se sienten ellos, el por qué después de un acorde tiene que ir el siguiente y no otro cualquiera. Muchas veces la letra de una canción dice una cosa pero la música dice otra totalmente distinta. La parte de no entender nada, es que me puedo centrar en lo que verdaderamente me intenta transmitir el compositor. Tristeza, desesperación, agonía... Cada nota es un mundo, pero juntas muestran una realidad.

-Y ¿qué realidad trasmite esa canción?

-No te puedo decir. Eso es algo que queda entre ellos y yo. Si realmente quisieras saberlo, anda y escucha lo que te quieren decir. Pero no te fijes en lo evidente y trata de ir más allá de lo que cualquiera puede captar.
-¿Qué haces aquí? Pensé que andabas con tus amigos.
-Tú mismo lo has dicho: andaba.
Se acabó sentando a mi lado, normalmente mantenía distancia por lo que me llamó mucho la atención.
-¿Qué ha pasado entonces?
-Tenía que contarles un problema.
-¿Qué tipo de problema?
-Digamos que... la sociedad lo considera enfermedad.
-¿Y por qué no se lo has contado? O... ¿por qué se lo querías contar?
-Se lo quería contar porque son mis amigos ¿no? Los amigos se supone que se deberían escuchar unos a otros y apoyarse en lo que haga falta.
-Y si piensas así, ¿por qué no se lo has contado?
-Porque estaban demasiado ocupados discutiendo y hablando entre ellos.
-¿No será que tienes miedo?
-No, porque ya se lo conté a una amiga que me trata de ayudar.
-Entonces puede que sea que, esas personas, no sean realmente tus amigos.
-No digas eso.
-Piénsalo. La mayoría de las veces tenemos más miedo a estar solos que a sufrir cualquier enfermedad. ¿O crees que el que tiene cáncer se siente mal por él mismo? ¿O el que tenga anorexia, haga lo que haga para verse mejor a sí mismo? No, se preocupan por lo que piensen de ellos. Lo que les hace caer en depresiones, es el pensar en que harán un futuro en el que ellos estén excluidos totalmente.
-Pero... pensar eso es muy egoísta. El entristecerse porque la gente rehaga su vida sin ti...
-¿Y quién dijo que el ser humano no fuese el mayor egoísta por excelencia? Todos somos egoístas, incluso cuando defendemos a un amigo, lo defendemos porque es nuestro amigo; si fuese otra persona cualquiera, lo dejaríamos estar. Ni lo conocemos, ni nos interesa...
-Vaya, sí que estás contenta hoy.
Sonreí en su dirección, pero aún así preferí no quitarme los cascos.
-¿Te ha ocurrido algo bueno?
-No.
-¿No?
-No. Es más, probablemente sea el momento en el que peor esté.
Seguí sonriendo y riendo.
-¿Y qué te alegra tanto, entonces?
-Ven. Escucha.
Le ofrecí uno de los cascos y le di a la opción de repetir la canción.
-¿Una canción?
-Sí
-¿Así de simple?
-Sí
La seguimos escuchando hasta que acabó. Yo sonreía cada vez más y él seguía como antes.
-¿No lo sentiste?
-¿Qué tendría que haber sentido?
Volví a repetir la canción.
-Cierra los ojos. Siéntate y relájate. ¿Lo sientes? Se está acercando. Estas perdido. Las nubes están grises... Acaba de caer un trueno... Y ahora es cuando empieza a llover... Siente el sonido de la batería...Las gotas de agua te están cayendo por encima y tú, como si nada... Te están invitando a un nuevo mundo... a vivir una vida nueva... ¿No le oyes?... Su voz trata de darte esperanzas... Trata de seguirle...
Comenzó a sonreír. Nos quedamos callados durante el resto de la canción. Hasta que esta acabó.
-¿Lo sentiste ahora?
-Creo que sí... pero no sé muy bien lo que es.
-Ya te lo dije una vez: es, lo que tú quieras que sea. Este es el tipo de música, el tipo de melodías al que me refiero. Las que hacen que las notas sientan por ti, y te eleven... te eleven hasta el mundo de los sueños. Estos son los mismos acordes que pueden sacarte de la más profunda oscuridad, y sentir que nada puede contigo. Que siempre hay otro camino. Y si te hacen llorar, llora. Y si te hacen reír, ríe lo más alto que puedas. Porque sientes. Eso es lo que me hace continuar cada día, a pesar que el mundo que me rodea siga tan enfermo.
Volvimos a quedarnos en silencio. Agachó la cabeza y volvió a reír.
-¿Sabes? Creo que voy a empezar tu música japonesa.
-Vas a necesitar mucha ayuda para comprenderla.
-Tal vez... pero quizá así pueda fijarme en lo que debo.
-Quizá.
Nos miramos y volvimos a sonreír. Sonreír y reír hasta que reventásemos.
Si el mundo te da la espalda... búscate uno nuevo.
Nunca quise ser un modelo a seguir. Tampoco he pretendido serlo. Pienso lo que pienso y lo transformo en palabras. Soy lo que digo y ya está. Pero no por ello quiero que la gente sea como yo. Es agobiante que alguien, pretendiendo ser como tú, acabe por portarse como tú. Cada persona tiene sus momentos malos y sus momentos buenos, y no porque la vida de otro parezca tener más momentos felices que la de otro, esto no tiene por qué ser así.

Todas las vidas tienen el mismo número de lágrimas en un principio que, aunque no se muestren, puede que el corazón las sufra por dentro, y estas lágrimas internas son iguales a cualquiera que se deje al aire. A partir de ahí, todo dependerá del punto de vista con el que veas las cosas. Si lo tratas desde el punto de vista pesimista, todo va a estar mal, y el número de lágrimas aumentará. Este, la verdad, es el camino más fácil, pero llega al punto de resultar asfixiante, ¿qué ganas con eso? Tan solo atraerás más disgustos. Pero si tratas de esforzarte para sacar todo adelante, conseguirás lo que quieras, y si te tropiezas, te levantas, te limpias y sigues caminando. ¿De qué te sirve quedarte en el suelo y llorar? Tarde o temprano, te acabarás levantando y te darás cuenta que, lo único que has conseguido con ello, ha sido malgastar tu tiempo.

La única manera de evitar esto, es sonreír, sonríes y piensas "¡Menuda tontería!" y ya está.

¿De qué te sirve cambiar de camino y saltar el bache cuando el de delante ha saltado? Digo lo que pienso, y pienso que sería frustrante tener que pararme a esperar, cuando el de delante se para, como si el semáforo estuviese verde, y tú te negases a adelantar por el carril de al lado.
-¿Qué piensas?
-Nada en especial
-En algo pensarás
-Bueno, llevaba dándole vueltas a un tema particular
-¿Tus amigos?
-¿Cómo lo sabes?
-Siempre estás pensando en ellos. Para ti es imposible dejar de hacerlo.
-No me es imposible
-Sabes que sí, siempre te ha importado la amistad más que nada, porque esta comparte rango con la familia en tu escala de valores, como también para ti, la amistad, si es pura, lo haces pertenecer a tu familia, por lo que esa amistad, ocupa los rangos tanto de familia como de amistad, cosa que los de la familia no conseguirán, al menos no del todo, porque aunque muchos digan que no es cierto, nunca conseguirás tener la misma afinidad que con un amigo que te comprenda.
-¡Yo no pienso eso! O al menos no del todo, hay muchos que establecen lazos increíbles con sus hermanos
-Sabes que esa realidad es utópica
-Quizá...
-Ahora cuéntame, ¿qué has pensado?
-Pensaba que, los lazos que me unen con el grupo de ahora son muy débiles y fáciles de romper... estaba tratando de buscar una solución , ya que lo he intentado varias veces, pero no consigo nada.
-Cambia de amigos
-¿Sabes? Sería una opción, no la descartaré, pero quiero seguir adelante, a ver a dónde me lleva todo esto.
-Si no consigues nada, no vengas llorándome diciendo que tenía razón
-No... en lugar de ello sonreiré. Porque significa que al menos lo he intentado



Y SONREÍ
-¿No crees que a veces te contradices?
-Y... puede
-Pero ¿por qué? Tienes las ideas claras ¿qué es lo que falla?
-Falla que, no siempre una idea está por encima de otra, y viceversa.
-Pero, por ejemplo, siempre dices que la amistad es muy importante, pero luego muchos de tus amigos ni te importan.
-Sí
-¿Sí? ¿Solo eso?
-¿Qué quieres que te diga? Es cierto, los amigos son muy importantes para mí, pero no todos son tan amigos. Eso es así para todo el mundo. Hay amigos con los que te gusta hablar, hay amigos con los que vas a comprar, hay amigos con los que sales a beber, pero luego están los amigos por los que darías tu vida. Ahí está la diferencia entre yo y muchos, que esos muchos se quedan en palabras, lo pasan mal, sí, pero rehacen su vida y ya está; pero si me dieran a elegir entre mi vida y la de mis amigas, preferiría que siguieran ellas. Y sé que ellas harían lo mismo, o quizá, de un modo menos fatalista, si yo sé que ellas están mal y yo estoy mal también, me callo y trato de hacerles sentir bien. Porque en ese momento pienso que, si consigo que se alegren, aunque sea muy poco, será porque aún puedo hacer algo, ya sea alegrar como si tengo que ayudar a barrer el piso. Hay distintos tipos de amistad, pero mucha gente prefiere tener muchos a los que llamar amigos, a tener pocos que sean para siempre. Eso ya es elección de cada uno. Y yo elegí ya hará mucho tiempo.
-Otra vez volviste a tener peleas ¿no?
-Sí
-Se te ve triste
-No te equivoques, no estoy triste por eso.
-¿Qué?
-No estoy triste porque me haya peleado con ellos, ya sabes que eso es ya una rutina para mí. Estoy más que acostumbrada.
-¿Entonces por qué estás así?
-Llamémoslo soberbia.
-¿Soberbia? ¿Por qué?
-Porque, partiendo del punto de haber discutido, no me importa ni el porqué, ni con quién… sino que lo que me importa es que soy demasiado débil.
-¿Tú? ¿Débil? Pero si siempre has sabido mirar hacia delante en este tipo de cosas, eso no es ser débil.
-Te equivocas, eso es ser valiente. Valiente por querer afrontar las cosas y querer hacer algo por solucionarlo. Pero aún así soy débil, al menos en la parte sentimental
-Explícate
-Soy débil cuando alguien me defrauda, cuando defraudo a alguien, cuando este tipo de cosas pasan. Me dejo llevar por mis sentimientos, y dejo de aparentar la persona fuerte que aparento ser, me dejo al descubierto, lo que les deja a ellos vía libre para hundirme. Y odio ser así.
-No hay nada de malo en ser así. Más gente debería ser así. No importa ser débil si luchas por lo que realmente quieres. Tan solo muestras tus verdaderos sentimientos, que es más de lo que muchos consiguen hacer. No te culpes por ser una oveja en medio de lobos. Porque la oveja da leche asimilable por todos los demás.
-¿No podrías haberme comparado con otro bicho?
-Era una simple metáfora. Lo que quiero decir, es que al menos tú das lo que los demás pueden percibir, mientras que los otros, lejos de dar, quitan, exprimiendo a todas las ovejas que tienen alrededor. No te culpes por ser oveja, porque en algún momento, encontrarás tu rebaño.
-¿Y si siempre acabo rodeada de lobos?
-Entonces eso será porque eres demasiado masoquista.
Sigo dudando, sigo preocupándome.
Porque pienso que puedo vivir, volviéndome fuerte.
Sigo dudando, sigo preocupándome.
Hasta que podamos reírnos de esos días juntos.
Un recuerdo sin fin…
Lentamente contengo mi respiración,cierro mis ojos y exhalo.
Estoy recordando el día en que sostenía tu mano con fuerza,
deseando el mañana.
Los repetitivos días nos van empapando más y más,
incluso a aquel colorido lugar.
La lluviosa noche nunca dejará de llorar.
La noche está llorando, gritando.
Y no sabes lo que me gustaría salir ya de aquí. Poder volver a sentirte como aquella vez en la que la nieve caía. Todos buscaban cobijo menos nosotros. Menudo par de locos ¿Verdad? Estábamos helados. Recuerdo que se me olvidó el abrigo en casa y tú me prestaste el tuyo. Como si no tuvieras frío. Como si realmente no sintieras.

Quiero volver a sentir que la lluvia caiga sobre mí, sin que nada más me importe. Quiero volver a aquel lugar donde no era nadie. Aquel lugar donde realmente existía. Ya me harté hace tiempo de esta vida. Aborrezco la mentira tal y como te demostré hace tiempo.

Cuando tú eras tú y yo era yo.

Cuando éramos egoístas.
Cuando tan solo éramos un par de miserables sin nombre.
"¿Cómo puede a alguien gustarle Inglaterra? Hace frío, y casi siempre está lloviendo, ¿qué tiene de especial? ¿Qué puede llamarte la atención de allí? ¿El Big Ben? Tan solo es un reloj más, como el de cualquier ayuntamiento, como el de la plaza del Sol en Madrid. ¿El London Eye? ¡Menuda tontería! Una noria lenta con más de tres horas de cola, prefiero ir a cualquier parque de atracciones. ¿El London Bridge? Los ingleses tienen nada a lo que darle importancia y por eso se lo tienen que dar a un puente. ¿Qué tiene Inglaterra para gustarte?
>> Es más caro que esto, y la comida es mucho peor. Se empeñan en llevarle la contraria a todos los demás, alegando en su defensa que ellos son mejores, ¡panda de elitistas sin razón!"


¿Saben cuántas veces he podido escuchar este tipo de cosas? Miles. Millones. Y la mayoría son ciertas.
>> ¿Inglaterra? Mi país favorito.
>> Lejos de los monumentos significativos y de cualquier cliché, se halla una nación de la que cualquier persona se sentiría orgulloso. Yo me siento orgullosa. Lo siento mi país. Y ni si quiera he llegado a vivir un año allí.
>> En Inglaterra he conocido el miedo. La desesperación. El engaño. He conocido la noche y el día. Ambas caras. Y precisamente por eso, puedo nombrar a este país como un auténtico hogar.
>> De no haber conocido todas esas cosas, de haber llegado a hacer caso a aquellos que me dijeron que no merecía la pena, nunca podría haber conocido el verdadero significado de amistad. El poder reír desde adentro y con el corazón. Poder mirar al cielo y decir: "eh, ahora vivimos los mismos momentos, sin ningún tipo de diferencia horaria". Supongo que para quien vaya dirigido esto lo entenderá.
>> La gente. La amabilidad, su hospitalidad. El cariño que te ofrecen nada más tratándoles con respeto y con una sonrisa en la boca.
>> Y la forma tan mágica en la que el año nuevo comienza. En la calle, gente de todos los países, de todas las etnias. Cada persona con su forma de pensar, de ser y de vestir. Reunidos todos en una misma calle. Los americanos y los ingleses dejando de lado sus rivalidades. Los punks y los pijos compartiendo el alcohol. Borrachos y no borrachos compartiendo las calles de una misma región, de una misma ciudad. Ningún tipo de queja.
>> Y cuando el reloj marcó las doce, los copos de nieve empezaron a bañarlos a todos por igual.
-Hey, llevabas mucho tiempo sin venir por aquí
-Ya.
-¿Qué te ha traído?
-Supongo que tú.
-¿Yo...? Eso sí que me sorprende, ¿yo soy la razón por la que estás aquí?
-No a ciencia cierta. Pero siempre que no encuentro respuestas, acabo aquí, en frente de ti. Y tú siempre me respondes con la misma sonrisa. Como si no hubiera ocurrido nada, como si realmente nunca te llegase a importar.
-¡Ah! ¿Es eso?
-...
-Pensaba que querías que solo fuésemos dos extraños. Que te sería más fácil hablar así conmigo.
-Y lo quiero...
-Te contradices.
-Siempre me contradigo.
-En eso te doy la razón.
...
-Es porque quiero saber más de ti, la razón que me trae aquí. Pero nunca acabo sacando nada.
-Solo tienes que preguntarme lo que quieras.
-Esa es la cuestión. Eres como una especie de deseo inalcanzable.
-Pero eres tú la que lo haces inalcanzable.
-Porque si no, no volvería aquí.
-Explícate.
-Es como me pasa muchas veces con mis amigos, o con aquellos que creen quererme. Les conozco, sé lo que piensan, cómo van a actuar... no me sorprenden. No tienen nada que por lo que me pueda interesar.
-Y tú quieres interesarte por mí.
-Supongo que eres ese tipo de persona que no quiero permitir que me defrauden.
-Que formen parte de la monotonía.
-Exacto. Me encantas tan solo porque no sé qué hay más allá de tu aspecto. No sé cómo reaccionarás la próxima vez que nos veamos. No sé si algún día pasaré un día contigo, o alguna noche. No sé si el día de mañana te volveré a ver. Y no sé si tus ojos verdes brillan de la misma forma en otra parte que no sea esta estación de tren.
...
-¿Quieres ver dónde viviré esta noche?
-... sí.
-¿Segura...?
-No lo sé...
Me agarró de la mano y me llevó por lugares que nunca hubiera pisado antes. Todo es más bello si lo ves desde una distancia. Aquel gato negro me llevó por las azoteas de los edificios de aquella ciudad tan iluminada. A la mañana siguiente, amanecí sobre uno de aquellos tejados con un abrigo sobre mis hombros.
Si te digo la verdad... Sí, me pasa algo contigo.
Y el problema es que no te sé explicar a ciencia cierta por qué.
Simplemente, cada día me caes peor.
No sé, será el tiempo, que ha enfriado mi corazón,
o que quizá mi alma haya salido de mi cuerpo en busca de un lugar más acogedor.
O tal vez sea cosa de mi cabeza.
Tal vez con el año nuevo ha decidido hacer limpieza
y deshacerse de las cosas poco importantes,
recordándome aquellas que no debo olvidar.
Quizá sea culpa de mis ojos.
Que evitan chocarse con los tuyos por miedo
Espera, ¿miedo a qué?
o ¿a quién?
Ya te lo he dicho,
No lo sé.
No doy nada por seguro.
Solo sé que me caes mal.
Quizá no sea culpa mía y sea culpa tuya.
Por, como dice todo el mundo,
no estar ahí en los momentos en los que te he necesitado.
O quizá sea cosa de tus ojos también.
De tus ojos, de tu cabeza, de tu corazón.
Por mirarme tan fríamente.
Por montarse las paranoias que te obligaban a alejarte de mí.
Por no querer guardar más espacio para mí.
Tal vez la culpa es de tu cuerpo
Por enfriarse tan de repente
Y no querer buscar calor en mis caricias
Pero quién sabe.
Esas son cosas que solo las notas cuando ya han ocurrido.
Simplemente es así.
El tiempo es el único que sabe lo que ocurrirá.
¡TE ODIO! Y nunca me cansaré de repetirlo. ¡Escúchame por última vez! ¡TE ODIO! Me has hecho perder el tiempo con tus tonterías. ¡He dejado todo lo que estaba haciendo por ti! ¡Y así es como me lo pagas! Me dices que no significo nada para ti, que nunca te supuse un gran esfuerzo. Que mentías cuando me prometías, y mentías cuando me sonreías. ¡Te odio! Me has tratado de robar mis palabras, mi manera de ser, ¡mi vida! ¡Y nada te dije! En ningún momento te llegué a reprochar. He de suponer que también mentías cuando me decías que me querías, ¿cierto? Lo que más rabia me da, es tener que agradecerte. Haberlo expresado al fin, y no hacerme perder más tiempo.
Silba el viento, silba
Corre, ven más aprisa
Llévate contigo lo que nadie necesita
Aléjate de mi
Acércate más rápido
Quiero sentirme como si estuviera dentro de ese inmenso huracán
Corre, ven, te estoy esperando
Destruye esta ciudad, destruye este mundo
Crea a tu paso una realidad destruida
Y así podremos echarte a ti la culpa
La gente de poder desea tu llegada
tú destrozarás el mundo
tú serás la única causa
tú nos harás renacer
solo tú desataras las ataduras ya creadas
-Realmente lo único que quería era poder hacer algo bueno. Algo tan bueno, que la gente por la calle se parase para mirarme y dijera "mira, es ella". Quizá era un sueño absurdo. Un sueño egoísta. Algo que me hiciera no tener que preocupar por nada. Pero todo es poco. Siempre se ha esperado más de mí, lo que hace que cualquier cosa parezca insignificante. Lo odio. Simplemente lo odio. Odio ser una estúpida apariencia. Sé que soy así. No suelo enfadarme, deprimirme, y mucho menos meterme en líos. Pero aún así, soy humana. No puedo pasarme la vida sonriendo cuando mi corazón siente totalmente lo contrario. Aquella pequeña Alice parecía crecer por momentos. Como si de repente se hubiera despertado, y hubiera desaparecido ese mundo de eterna felicidad en el que se encontraba sumergida, como si nunca nada ni nadie pudieran hacerlo desaparecer. Pero allí estaba. Tirada en mitad de la nada. La hierba de color verde oscuro sobre la que se sentaba, era mojada por las gotas que caían de las grises nubes. -Es agobiante cuando tienes que cumplir un papel fijo. Que nadie esté ahí cuando lo necesites. Que cuando te caigas no puedas permitirte el poder llorar. Porque sabes que nunca nadie te hará caso. Que nadie te ayudará a levantarte. No soporto ser vista como la criatura adorada por todos que realmente no recibe ningún tipo de atención. Como si fuera la mascota de un rey, que dice estar enamorado de ella, pero encarga a sus súbditos su cuidado, a darle todo tipo de comodidades, pero luego no le dirige ni una mirada, e incluso le aparta con el pie cuando quiere jugar. >>Adoro cuando las notas de cualquier canción recorren todo mi cuerpo hasta llegar a excitarme. Lo adoro. La sensación de formar parte de la música. Pero odio el control cuando de ella se trata. Quiero llevarlo al extremo, que todo el mundo pueda sentir lo que yo siento. Que sientan esa descarga. Como si un rayo partiera desde dentro de ellos. Pero se me hace imposible. Muchos se defraudarían al ver que no soy como ellos piensan. Dicen que mi fortaleza les ayuda a seguir adelante, el haber luchado por mi sueño... Pero ni si quiera yo lo he conseguido. Por eso, cuando puedo, me escapo y vengo a esta jaula. A una jaula en mitad de la nada en la que nadie más entra. Creada a partir de mis sentimientos. Esos que todos desprecian. De los que todos huyen... Por eso me pregunto... ¿qué demonios has hecho para poder abrir la puerta cuya llave tiré hace tiempo?
Esta mañana bajé a ver el mar. Está maravillosamente bello. El oleaje está continuamente agitado, como un león enfurecido. Las nubes grises han aparcado sobre él, y de vez en cuando se permiten descargar su agua en el mar. Están bajas, y se puede oler la humedad de la primavera llegando al fin. El tiempo está pasando y solo ahora comienzo a notarlo. He empezado a contar los días para que llegue el verano. Para que juntas podamos disfrutar de esas tormentas que solo caen una vez cada mucho tiempo. También corre el aire. Un aire cálidamente frío. Mañana intentaré bajar de nuevo a hacer un par de fotos. Espero que siga igual.
El chico de los ojos claros ahora prefiere evitarme. Responde con evasivas y prefiere no acercarse como lo hacía antes. Dice que no tiene tiempo. Casi lo prefiero así. Nunca he tenido muy buena suerte con los chicos. Quizá algún día piense en cambiarme al otro bando. Pero prefiero esperar. En cuatro meses me iré de una vez de aquí. La gente dejará de sentirse obligada a preguntarme qué tal estoy, y lo mismo para mí. Me mudaré, sí, a un sitio donde apenas nadie me conozca. Un lugar grande donde haya espacio suficiente para no asfixiarme. Donde no esté clasificada. A lo mejor me encuentro un chico de ojos grises. Siempre se me han hecho tan inalcanzables... Nunca he conocido a alguien así. Quizá lo encuentre. Y cuando lo encuentre, me quedaré embobada sumergida en ellos. Sí, eso es. Ojos grises. La oscuridad de los ojos negros y marrones jamás me ha sabido tratar como realmente soy. Los ojos verdes siempre han estado llenos de envidia. Y los ojos claros me recuerdan a los días soleados en la playa cuando el mar está tranquilo, tanto que llega a marearme y el brillo del sol me deslumbra tanto que tengo que dejar de mirarlos. Sí. Unos ojos grises estarán bien. Me gustan los días lluviosos en los que las nubes están bajas. Me inspiran confianza y deseo.
La pequeña Alice ya no siente.
Solo hay nubes grises en su corazón.
Ya no llueve, ya no hace sol.

La pequeña Alice ya no siente.
Critica todo a su alrededor
Se apena por no saber oír sus latidos.

La pequeña Alice ya no siente.
Desea que la tormenta llegue al fin
Quiere más que nada volver a sonreír

La pequeña Alice sintió una vez.
Pensó que era invencible.
Que nada le podría parar los pies

Pobre pequeña Alice.
Permanece sentada en la hierba mojada
esperando a que alguien decida abrir
la jaula que creó con sus sentimientos.

La pequeña Alice sintió una vez
Todos la querían
Pero era un amor falso
Una forma de pasar el rato

La pequeña Alice decidió no sentir más
Pero ahora que no siente
se lamenta por olvidar cómo confiar.
Por la mañana hacía un día soleado y la playa no tenía ningún encanto. Así que ni si quiera bajé a verla. Le presté la cámara a mi hermano para que se la llevara a la ciudad grande. Pero por el camino a la pequeña me arrepentí mucho.
El cielo permaneció oscuro, que no gris. Las nubes parecían enfadadas y a la vez deprimidas. De vez en cuando lloraban y otras veces paraban, y entre gota y gota, rayos rosas iluminaban el cielo. Uno y otro cada vez más cerca.
Tuve miedo. Miedo de querer formar parte de ellos. Tuve miedo de un sueño imposible. Tuve miedo de amar aquello que es tan bellamente peligroso. Y tuve miedo por no temer cuando todos lo hacían.
Podía ver desde mi ventanilla cómo caían a lo lejos, notando que cada vez nos acercábamos al oscuro nubarrón. Sentí deseo. Incluso se podría decir que llegué a excitarme. Algo que dupliqué con una dosis de Agonía de manos de mi grupo de música favorito.
Uno por uno, los rayos y la lluvia parecían seguir el compás de la música y a la vez, el ritmo de mi corazón. Sonreí. Sonreí como una niña pequeña a la que le acaban de dar un caramelo. Y así, durante casi dos horas, en el punto de mira de las descargas rosadas.
El sentimiento de ansiedad cada vez se hace más profundo.
Solo la lluvia permite liberarme de estas ataduras que yo misma creé.

Pero ya es tarde, y el loto carmesí empieza a florecer.
Y esta vez no estarás conmigo.
¿Cómo puedo saber lo que está bien?
¿Cómo conseguir olvidarlo todo en un último suspiro?
Nunca dejaré de recordar.
Aunque se haya acabado,
mejor así que vivir de mentiras.
Las memorias, la melancolía, el ayer.
Permanecerán conmigo a medida que avance en el camino.
Te he fallado, pero ya no puedo hacer nada.
Ya no me podrás proteger de mi misma.
Esos lazos que parecían indestructibles,
se fueron deshilachando lentamente.
El sentimiento de ansiedad cada vez se hace más profundo.
No hay culpables, solo vacío.
No me permitiré olvidar. Papel quemado que no sirve.
Mantenerlos intactos, en lo más oscuro de mi corazón.
La luz de las estrellas los hará brotar cada noche,
y a la mañana siguiente no estarán.
El sentimiento de ansiedad cada vez se hace más profundo.
Miraré hacia atrás cuando nadie más me vea.
Guardaré con amor los recuerdos de algo tan hermoso.
Podría cantarte los versos más tristes de esta noche,
pero no soy poeta, mi tinta no penetra en el papel.
No me permitirá olvidar la intensa melodía.
No me permitirá olvidar la blanca melancolía.