lunes, 6 de diciembre de 2010

-¿De nuevo sola?

-No estoy sola... ahora no.

-Y ¿qué haces?

-Escucho música

-¿Sí? ¿Qué escuchas?

-Ahora mismo... Guren

-Pero... eso ni si quiera es inglés

-No. Es japonés

-¿Y te enteras de algo?

-No

-Ah, eres de las que se descargan las traducciones

-Tampoco

-Entonces, ¿de qué te sirve escuchar algo que no entiendes?

-Porque yo no te he dicho que no lo entienda

-¿Qué?

-Y bueno, no entiendo la letra. No sé japonés. Ni tampoco me molesto en aprenderlo como otros. Pero si sé lo que sienten al componer esas canciones, como se sienten ellos, el por qué después de un acorde tiene que ir el siguiente y no otro cualquiera. Muchas veces la letra de una canción dice una cosa pero la música dice otra totalmente distinta. La parte de no entender nada, es que me puedo centrar en lo que verdaderamente me intenta transmitir el compositor. Tristeza, desesperación, agonía... Cada nota es un mundo, pero juntas muestran una realidad.

-Y ¿qué realidad trasmite esa canción?

-No te puedo decir. Eso es algo que queda entre ellos y yo. Si realmente quisieras saberlo, anda y escucha lo que te quieren decir. Pero no te fijes en lo evidente y trata de ir más allá de lo que cualquiera puede captar.

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