lunes, 6 de diciembre de 2010

-¿Qué haces aquí? Pensé que andabas con tus amigos.
-Tú mismo lo has dicho: andaba.
Se acabó sentando a mi lado, normalmente mantenía distancia por lo que me llamó mucho la atención.
-¿Qué ha pasado entonces?
-Tenía que contarles un problema.
-¿Qué tipo de problema?
-Digamos que... la sociedad lo considera enfermedad.
-¿Y por qué no se lo has contado? O... ¿por qué se lo querías contar?
-Se lo quería contar porque son mis amigos ¿no? Los amigos se supone que se deberían escuchar unos a otros y apoyarse en lo que haga falta.
-Y si piensas así, ¿por qué no se lo has contado?
-Porque estaban demasiado ocupados discutiendo y hablando entre ellos.
-¿No será que tienes miedo?
-No, porque ya se lo conté a una amiga que me trata de ayudar.
-Entonces puede que sea que, esas personas, no sean realmente tus amigos.
-No digas eso.
-Piénsalo. La mayoría de las veces tenemos más miedo a estar solos que a sufrir cualquier enfermedad. ¿O crees que el que tiene cáncer se siente mal por él mismo? ¿O el que tenga anorexia, haga lo que haga para verse mejor a sí mismo? No, se preocupan por lo que piensen de ellos. Lo que les hace caer en depresiones, es el pensar en que harán un futuro en el que ellos estén excluidos totalmente.
-Pero... pensar eso es muy egoísta. El entristecerse porque la gente rehaga su vida sin ti...
-¿Y quién dijo que el ser humano no fuese el mayor egoísta por excelencia? Todos somos egoístas, incluso cuando defendemos a un amigo, lo defendemos porque es nuestro amigo; si fuese otra persona cualquiera, lo dejaríamos estar. Ni lo conocemos, ni nos interesa...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los recuerdos, mayoritariamente, son los que nos impulsan a seguir luchando... ¿te atreves a compartir un recuerdo conmigo? ♥